Cuando pensamos en el amor de pareja hablamos de amor romántico, amor libre, auténtico o de un gran amor, amor erótico, amor platónico e incluso de poliamor. El concepto de amor nos atraviesa de diferentes formas a lo largo de la vida, representa la base fundamental de nuestra existencia. Comencemos por entender lo esencial en el amor de pareja para poder diferenciarlo del “no amor”, amor patológico o dependencia emocional.

El amor de pareja no se encuentra, se construye, y esta construcción una vez iniciada nunca puede darse por finalizada, necesita un constante mantenimiento y renovación porque de no hacerlo puede desmoronarse. En palabras de Erich Fromm «El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de la persona que amamos», este autor justamente piensa al amor como un arte y un acto de creación.

¿Cómo se construye un amor basado en la libertad? ¿Cómo una pareja crea un amor saludable? Una pareja saludable, un amor saludable implica dar y recibir. En generaciones anteriores estaba normalizada la idea de amor incondicional, dar sin esperar o recibir nada cambio no funciona. Ambos tienen que alimentar y dar vida al vínculo. Un amor sano se construye en base a: deseo propulsor de momentos de intimidad y acercamiento; propósito común, es decir mirar en la misma dirección, hacer planes y materializarlos juntos; admiración y apoyo; y valores comunes (los valores reflejan nuestras convicciones más importantes) es fundamental que coincidan con los de la pareja.

Al comienzo de las relaciones de pareja puede producirse un estado de enamoramiento, este estado se caracteriza por una pérdida relativa de contacto con la realidad. En esta primera etapa se proyectan las propias necesidades y deseos a la persona amada, tanto que ésta es idealizada y se minimizan aquellas características que quizás no coinciden con las expectativas, es decir uno ve en el otro lo que quiere ver. La pareja demanda poco pero obtienen todo, ya que el compañero está en la misma situación, dá todo y pide nada. El cambio necesario para la construcción de un vínculo saludable consiste cuando este enamoramiento inicial cae, entonces empiezan a percibirse a sí mismos con base en sus propias características reales, más que en función de las necesidades del compañero. De no producirse este cambio, cada uno dá menos y pide más, en la medida que aumentan las necesidades de la vida cotidiana y los problemas cada uno espera más del compañero, creándose así un grado de dependencia en el que simultáneamente aumentan las expectativas y conflictos. De ninguna forma esta es una manera de amor saludable.

Esta etapa del enamoramiento no necesariamente tiene que estar al inicio de una relación de pareja, en cambio lo que sí es indispensable para la construcción de una relación saludable es la «presentación sucesiva de estos tres niveles de atracción: física, intelectual y afectiva» A su vez es fundamental que cada uno tenga la capacidad de captar las necesidades, deseos y motivaciones del otro, pudiendo ejercer una comunicación empática, comprensiva. Es de importancia que cada uno mantenga su propia identidad y respeto hacia el otro. En este sentido la relación de pareja sería un espacio para crecer tanto individualmente como con el otro.

En contraposición a la idea de amor saludable la dependencia emocional es la necesidad extrema de carácter afectivo que una persona siente hacia su pareja. Es una adicción que genera una necesidad desmesurada del otro, en la que el sujeto pierde su libertad, por este motivo si hay dependencia no hay amor. Lo fundamental de este cuadro son los comportamientos de sumisión, los pensamientos obsesivos en torno a la pareja, sentimientos intensos de miedo al abandono y lo central es la necesidad afectiva extrema de una persona hacia su pareja. Poseen baja autoestima, son personas que se rechazan a sí mismas, no se valoran. El dependiente emocionalmente concibe la vida siempre al lado de alguien al que idealiza y que considera poderoso.

El desequilibrio que se genera en este tipo vínculo entre la parte dominante y la sumisa, que idealiza y necesita del otro, es lo que produce el deterioro progresivo de la relación.

En las personas con dependencia emocional sus experiencias configuradoras de aspectos básicos de su personalidad han sido experiencias adversas, que tienen que ver con una grave carencia de afecto de los dependientes emocionales desde el principio de sus vidas, es decir la interacción con los otros significativos ha sido lo suficientemente adversa. Estas experiencias constituirán esquemas o patrones de interacción, que son formas que aprendemos de vincularnos con los otros. El dependiente emocional interiorizará que las personas significativas son inalcanzables, que están en un plano superior de importancia, al buscarlas constantemente y no obtener lo que se espera de ellas, es la futura idealización que sentirán hacia sus objetos, a su vez se sienten a sí mimos con poca valía y se piensan como no merecedores de afecto. La gravedad de la dependencia emocional guardará relación con la magnitud de dichas carencias.

Las experiencias de la infancia son determinantes para nuestra autoestima, y nuestra autoestima influye a la hora de buscar y crear una relación de pareja sana. El amor de pareja implica aceptarse y dejar ser al otro quien es, de ninguna forma esforzarse en ser algo diferente para que el otro nos ame. El amor no responde a imposiciones, se construye, manteniendo cada uno su propia identidad y respeto hacia el otro. Al contrario lo que plantea el amor romántico o amor incondicional, congruentes con el estilo de creencias “tengo que esforzarme en hacer lo que él/ella desee para que me quiera”. A este tipo de creencias tienden a adherir los dependendientes emocionales constituyendo en algunos casos relaciones enfermas, donde uno de los dos asume el papel de sumisión, desvalorizándose, generándose un desbalance en la relación entre la parte dominante y la sumisa, que idealiza y necesita del otro, generando un paulatino deterioro de la relación, retroalimentando aún más el decrecimiento del autoestima del dependiente emocional que hace todo por aferrarse al otro haciendo lo que sea con tal de no perder la relación.

Si bien la historia infantil influye en nuestra forma de elegir no es determinante, ya que tomando conciencia de nuestros esquemas y patrones constituidos en las primeras etapas de nuestra vida, podemos tomar distancia de los mismos y elegir concientemente que tipo de vínculos queremos establecer.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Fromm, E. (2008). El arte de amar. Barcelona: Paidós.

  • Varela Morales, P. (2009). El amor. En Fernandez Abascal, E comp. (2009). Emociones positivas. Ediciones Pirámide. Madrid

  • Congost Provensal , S.(2015). Cuando amar demasiado es depender. Barcelona, España: Editorial Planeta.

  • Castelló Blasco, J.(2005). Dependencia emocional, características y tratamiento. Madrid:Editorial Alianza.