En el contexto actual, nos encontramos atravesados por nuevos y constantes desafíos de adaptación al cambio, generando síntomas de estrés, ansiedad, insomnio, entre otros.

En el caso de las personas que presentan algún tipo de discapacidad, el aislamiento obligatorio empuja al cambio en la forma de atención. No poder acudir a diversos espacios, entre los cuales se desarrollan intervenciones terapéuticas necesarias, contención emocional, apoyo psicoeducacional, físico y clínico, nos enfrenta a una nueva forma de trabajo. En este sentido, la vida diaria se ha visto mayormente afectada, necesitando de mayor presencia del grupo con quien convive para mantener el acompañamiento necesario en su día a día.

Estos cambios de tareas y responsabilidades pueden generar diferentes respuestas en los cuidadores. Desde la Terapia Cognitivo Conductual, se plantea un equipo terapéutico en conjunto con el paciente y la familia, cuanto menor edad o recursos de autovalimiento posea la persona, mayor deberá ser la participación de estos últimos. En este escenario, requerimos necesariamente de la participación de familiares y cuidadores para llevar adelante los tratamientos. En este sentido, pueden aparecer diferentes situaciones y sentimientos:

  • Frustración al no saber cómo llevar a cabo las intervenciones que plantea el profesional.
  • Incomodidad o sentirse extraño frente a la conversación virtual con el profesional, sea por videollamadas, mensajes, llamadas, videos.
  • La exposición del propio hogar y el desempeño familiar puede generar miedo sobre la mirada del otro.
  • Sentirse sobrepasados al tener muchas actividades juntas, desde las terapias, instituciones educativas, además del propio trabajo y rutina del hogar.

Principalmente, es necesario transmitir estas inquietudes hacia los profesionales que se encuentran trabajando, para que se pueda ir modificando la estrategia, buscando que sea lo más amena posible para el sujeto y su entorno.

Los terapeutas de distintas ramas y orientaciones, entre ellos, psicología, psicopedagogía, terapia ocupacional, fonoaudiología, psicomotricistas, kinesiólogos, psiquiatras, se han formado en diferentes dispositivos de atención virtual para mantener los avances alcanzados hasta el momento, previniendo posibles retrocesos para la persona que recibe el tratamiento

Teniendo en cuenta estos factores, el desarrollo de las actividades terapéuticas por parte de la familia nos permite seguir trabajando el vínculo positivo, dando indicaciones claras y brindando herramientas para que la familia pueda acompañar, de manera activa, el proceso de rehabilitación de la autonomía.

En este sentido, el período de aislamiento social puede ser una herramienta para llevar a cabo aquellas intervenciones que antes no se podían, por falta de tiempo de los cuidadores o de la persona que lo requiere. Asimismo, mejorar la comunicación, el vínculo, el juego en conjunto y buscar estrategias positivas para la convivencia.