El siguiente escrito tiene como objetivo brindar información general del rol que tiene el psicólogo en un equipo multidisciplinario de cirugía bariátrica. No abarca de forma completa y profunda la temática, ni pretende hacerlo.

Para comenzar, algunas definiciones:

¿Qué es la obesidad?

Según la OMS (2017), es la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. 

El consenso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, la define como una enfermedad crónica, que se caracteriza por un aumento de grasa, que a su vez se traduce en un incremento de peso. Es una enfermedad crónica multifactorial, fruto de la interacción entre el genotipo y el ambiente. El porcentaje de grasa corporal y su distribución en diferentes lugares anatómicos están relacionados con la morbilidad e incluso la mortalidad a largo plazo, y se considera un factor de riesgo importante para presentar determinadas enfermedades físicas crónicas y por las repercusiones emocionales y psicopatológicas que presenta (SEEDO, 2007)

¿Qué es la cirugía bariátrica? 

Es el conjunto de procedimientos quirúrgicos usados para tratar la obesidad mórbida. Ayuda a los individuos a lograr una pérdida de peso a largo plazo, mediante modificaciones en sus órganos que consiguen cambios hormonales, limitan el volumen de alimentos que se pueden ingerir y se presenta como una alternativa al tratamiento fallido con otros medios no quirúrgicos.

Se requiere de una evaluación y “aptos”, de todo un equipo multidisciplinario (conformado por psicólogo, nutricionista y médicos) para que el paciente sea sometido a cirugía. La evaluación se desarrolla en aproximadamente 6 meses pre quirúrgico y luego, si el paciente es candidato a cirugía, de al menos 2 años de seguimiento postquirúrgico.

Requisitos para ser candidato

La Resolución 742 / 2009 del Min. De Salud plantea como requisitos: tener entre 18 y 70 años, Índice de Masa Corporal mayor de (40) kg/m2 (con o sin comorbilidades) o mayor a (35) kg/m2 con al menos una comorbilidad, haber intentado otros métodos de descenso de peso bajo supervisión médica y haber fracasado, entre otros. Nos centraremos en los criterios psicológicos:

Criterios de selección desde el área de psicología

  • Estabilidad psicológica: ausencia de abuso de alcohol u otras sustancias psicoactivas, ausencia de otras alteraciones psiquiátricas mayores, retraso mental y bulimia nerviosa. Es muy importante realizar una detallada evaluación de la conducta alimentaria por la importancia que esta tiene en la evaluación psicológica y en los resultados de la cirugía.
  • Ausencia de ideas suicida /muerte
  • Capacidad para comprender los mecanismos por los que se pierde peso con la cirugía
  • Comprensión de que el objetivo de la cirugía no es alcanzar el peso ideal, expectativas realistas.
  • Compromiso de adhesión a las normas de seguimiento tras la cirugía.

Rol del psicólogo en el proceso de preparación

La cirugía bariátrica implica un proceso donde se requiere del trabajo de un equipo interdisciplinario, y dentro del equipo, el psicólogo interviene en las distintas fases del tratamiento. 

Dentro de la etapa pre quirúrgica, y, en primer lugar, es importante establecer un buen rapport con el paciente ya que es fundamental para poder recabar, obtener información y generar una adecuada adherencia al tratamiento y al equipo multidisciplinario.

El psicólogo/a deberá informar aspectos generales del tratamiento quirúrgico a la persona, valorar los aspectos psicosociales del candidato a cirugía bariátrica y realizar una adecuada preparación al paciente, a fin de favorecer mejores resultados postquirúrgicos.

El psicólogo se encargará de realizar una serie de entrevistas, en las cuales obtendrá información acerca de : motivo de consulta,  motivación del paciente, historia de la obesidad, estilo de vida, contexto social y familiar del paciente, red de contención y apoyo, conciencia de enfermedad, antecedentes familiares de enfermedades y trastornos mentales, existencia o no de hábitos nocivos personales, antecedentes de intentos de suicidio, internaciones o conductas heteroagresivas, conducta alimentaria, actividad física, actividad laboral, tiempo libre, sexualidad, obstáculos y fortalezas, entre otros..

La valoración psicológica preoperatoria, debe incluir siempre un examen de posible psicopatología en el paciente, a través de la entrevista semi estructurada descrita anteriormente, y diferentes técnicas (pruebas psicométricas estandarizadas), que pueden aplicarse a fin de que el psicólogo pueda obtener más información que lo lleve a una evaluación más eficaz del paciente. Las mismas evaluaran: personalidad, TCA, percepción de calidad de vida, ansiedad y depresión, entre otros.

Resulta fundamental, que el psicólogo evalúe, detecte y comunique la función de la conducta alimentaria en la regulación emocional, ansiedad e impulsos. Se trabaja y psicoeduca al paciente sobre este tema, en aprender a diferenciar entre el hambre real y el comer emocional, distintas estrategias para detectarlo y tomar mejores decisiones, así como también ampliar el repertorio conductual hacia otras actividades que generen placer y posibiliten una mejor regulación emocional. En esta etapa también se trabaja en relación a la imagen corporal, su registro actual y los posibles conflictos derivados del cambio postquirúrgico.

En caso de que el paciente realice tratamiento externo con psicólogo o psiquiatra, se debe indagar el motivo de su consulta, respuesta a los tratamientos y de ser necesario, realizar un contacto con el profesional tratante propiciando un intercambio y tratamiento integral en base a los cambios de hábitos y actitudes que se propone para el paciente.

Por otro lado, realiza lo que se denomina psico-profilaxis quirúrgica, preparando emocionalmente al paciente para afrontar dicha cirugía propiciando la toma de conciencia que la misma tendrá consecuencias no solamente físicas sino también emocionales y sociales; posibilitando la reflexión de la decisión del paciente por el tratamiento bariátrico.

En esta etapa previa, es importante realizar entrevista a grupo familiar o entorno cercano del paciente dónde se informa de los beneficios, riesgos y limitaciones de la cirugía, detectar si hay conductas de la familia que atentan contra el tratamiento, así como también la importancia del compromiso a un seguimiento posterior con el objetivo de aumentar las probabilidades de mantenimiento del peso a largo plazo.

La pérdida de peso no será el único desafío, sino que también se debe tener en cuenta los cambios conductuales y ajustes psicosociales que las personas deben realizar para obtener resultados favorables. Y en esto el rol del psicólogo es fundamental, ya que prepara y trabaja junto al paciente, para favorecer cambios conductuales en cuanto al estilo de vida y a la preparación para la cirugía, con el objetivo de que también se mantengan a largo plazo. El paciente debe comprender que la cirugía es solo “un recurso más”, que hay que “acompañarlo” con actividad física, buenos hábitos alimentarios y regulación emocional.

En resumen, en esta fase, se centrará en valorar los aspectos psicológicos del candidato a cirugía bariátrica a fin de determinar si la persona se encuentra en condiciones de realizar el tratamiento quirúrgico de la obesidad de acuerdo con los criterios de selección mencionados anteriormente. En caso de no reunir las condiciones psicológicas establecidas, el profesional junto con el equipo, deberán indicar el correspondiente tratamiento no quirúrgico más adecuado.

Rol del psicólogo en el seguimiento post quirúrgico

Una vez que se da de alta quirúrgica al paciente se continúa con el tratamiento de seguimiento post-quirúrgico mediante entrevistas individuales y seguimiento con todo el equipo multidisciplinario.

El psicólogo continuara trabajando para reforzar las conductas y pautas adquiridas en la fase pre quirúrgica, lo hábitos saludables y su continuidad para evitar reganancia de peso a futuro.

En esta etapa se realiza una evaluación de la adaptación a cambios post-quirúrgicos del paciente: Cambios en el esquema corporal, proceso de reconocimiento, dificultades y demoras en la asunción de su propia imagen corporal, cambios en el entorno, etc.

Los cambios en el estado de ánimo son esperables, la relación con la comida, el volumen de las porciones, la calidad de la comida se ha modificado para lo cual es necesaria una detección y diagnóstico de patologías psicológicas y trastornos de la conducta alimentaria que puedan re-aparecer o reforzarse durante el proceso de adaptación post-quirúrgico. También es importante evaluar e intervenir en grados de expectativas del paciente respecto al descenso de peso en esta etapa.

El rol del psicólogo en esta fase será fundamentalmente acompañar y favorecer la adaptación de la persona a nuevos estilos de vida, y trabajar en la resolución de posibles conflictos, como así también en la adaptación a la nueva imagen corporal y los cambios asociados a ella. 

Las personas que no han podido implementar cambios en su estilo de vida, el resultado de la operación puede no ser óptimo e incluso puede ser contraproducente, con resultados indeseables como recuperación del peso perdido, depresión y ansiedad, entre otros.

El éxito del procedimiento depende en gran medida de modificaciones conductuales por parte del paciente y de su habilidad para implementar cambios permanentes en su estilo de vida, tales como adhesión a saludables hábitos alimenticios y de actividad física, así como aprender nuevos estilos de afrontamiento para evitar acudir a la comida en momentos de tensión / estrés emocional.